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EL CRIMEN DE SANDRA PALO

    Aunque el juicio quedó listo para sentencia, el dolor causado por el horrendo crimen que cometieron unos depredadores en la persona de la joven Sandra Palo será irreparable e imborrable. Fueron horas muy duras, de extraordinario suplicio, transcurridas desde la reivindicación en la puerta del Juzgado de Menores que hacía visible la postración de una familia ante la limitada participación que posibilita la Ley o consumidas dentro de la sala escuchando a los “presuntos” asesinos, tras permitir la Juez el acceso a los padres para escuchar el horror del crimen de Sandra.

Sin embargo este juicio es mas que un juicio de menores asesinos, es el paradigma del fracaso del Estado respecto a la Ley Penal del Menor, una ley que el gobierno y la mayoría de los partidos, por fin ahora, acaban de anunciar que van a reformar. Es importante su modificación, cuanto antes mejor, aunque a la mayoría de las víctimas, sus asociaciones y a la ciudadanía, hubiéramos apreciado que en su momento nos hubieran prestado atención cuando advertíamos que era benévola con el delito violento, injusta con las víctimas y generaba alarma social por los posibles espacios de impunidad que permitía.

El brutal asesinato de Sandra es revelador al respecto; resulta incomprensible para los ciudadanos que tres menores, ayer enjuiciados, participes de una banda delictiva, hubieran sido detenidos cerca de setecientas veces según datos policiales; resulta inadmisible que el mayor de 18 años estuviera fugado del centro de internamiento de menores de Valladolid además de seguir delinquiendo; resulta inaceptable que la familia de Sandra no pueda ejercer el derecho de acusación particular porque lo prohíbe la Ley; resulta incongruente que delitos como secuestro, violación múltiple y asesinato con ensañamiento sean sancionados probablemente con 4 y ocho años de sanción respectivamente cuando al coautor, mayor de edad con unos meses mas, cumplirá treinta años de condena .

El juicio de este horroroso crímen de alimañas, porque hace falta ser cruel para secuestrar a navaja a una niña, violarla repetidamente entre los cuatro, atropellarla sujetándola media docena de veces, aplastarla contra la pared y quemarla aun con vida, reabre el debate social sobre la Reforma de la Ley. Es necesario adoptar medidas con menores de 14 años que cometen delitos muy graves, hoy no imputables, como ha sucedido con unos de los autores del execrable crimen, detenido sin consecuencias decenas de veces por la policía. Es necesario el ejercicio de la acusación particular o en su defecto de la acción popular para delitos violentos. Es necesario ampliar las medidas cautelares de seis meses para evitar riesgo de fuga cuando la sanción aun no sea firme, acabar con un tratamiento benévolo de crímenes tan graves, y es esencial que el único criterio no sea el biológico, que se produzca un juicio previo de capacidad que demuestre, si por minutos o meses, ese menor de dieciocho era consciente de su malignidad criminal.

No quiero olvidar trasladar mi solidaridad a los trabajadores de los centros de internamiento, y a aquella educadora que fue amenazada el pasado agosto con un cepillo de dientes transformado en punzón por uno de los asesinos de Sandra. También por ellos hay que reformar la Ley Penal del Menor.

Esteban Ibarra
Presidente
Movimiento contra la Intolerancia.