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Cinco policías belgas mataron a una ciudadana nigeriana en el vuelo de expulsión

     Las autoridades belgas habían intentado deportar a Semira Adamu en cinco ocasiones, pero ésta había logrado siempre que la bajasen del avión a base de gritos y pataleos. En septiembre de 1998, cuando entraron en la aeronave para el que iba a ser el último viaje de la joven de 20 años, los gendarmes ahora acusados le aplicaron la llamada «técnica del cojín» y la muchacha murió asfixiada.

La filmación en la que aparece claramente la infortunada joven entrando en el avión y luego con todo el rostro bajo un almohadón que entre risas sostienen los agentes de la Gendarmería, ha servido para hacer reaparecer una tragedia que los belgas hubieran preferido olvidar. Las imágenes fueron grabadas de oficio por los propios gendarmes, aunque los abogados de acusación afirman que ha sido editada para tratar de escudar el comportamiento de los agentes que realizaban la operación, en especial los tres que estaban encargados de acompañar a la víctima.Estos dijeron ante el tribunal que no tenían mucha práctica en este espantoso método de «neutralizar» a revoltosos y que actuaron según las órdenes que habían recibido, ante los intentos de la joven africana de repetir sus pataletas.

Pero lo cierto es que en el vídeo no se llega a ver señal alguna de que Semira esté gritando y desde luego, los gendarmes tampoco parecen preocupados por su comportamiento. Dicen que solamente notaron que la infortunada nigeriana había defecado en su asiento mientras oprimían el cojín y lo interpretaron como otro síntoma más de rebeldía. Ahora los médicos han desvelado que en realidad, Semira acababa de entrar en coma. «Luego noté que sus manos dejaban de ofrecer resistencia» dijo ayer uno de los tres gendarmes.

Para explicar lo sucedido, los agentes acusados han dicho ante el juez que «no habíamos sido suficientemente formados para la «técnica del cojín»» y ni siquiera habían participado en operaciones de expulsión de extranjeros. Para la Gendarmería belga va a resultar muy difícil escudarse en la supuesta «falta de personal» para justificar que se asignara la operación a tres agentes que reconocen ahora ser inexpertos, cuando Semira se había convertido ya en un personaje célebre entre los «sin papeles» y había protagonizado una larga lista de algarabías en los intentos previos de expulsarla del país.

La «técnica del cojín» autorizaba a los policías a tapar con una almohada la boca -pero no la nariz- a las personas en trámites de expulsión y que ofreciesen resistencia. Tras la muerte de Semira, este método fue prohibido.