Quienes Somos
Nuestras Actividades
Campañas
Publicaciones
Voluntarios
Hazte Socio
Contacta
Intolerancia
Derechos Humanos
Paz y Tolerancia
Ética y Justicia
Solidaridad y Desarrollo
Comunicación y Libertad
Inmigración y Refugiados
Pueblo Gitano
Racismo y Xenofobia
Antisemitismo
Homofobia
Terrorismo
Ultras y Neonazis
Integrismo
Pena de Muerte
Sexismo y violencia
Violencia Urbana
Maltrato Infantil
Seguridad Ciudadana
Memoria Víctimas
Editoriales
Noticias
Entrevistas
A por más
Informe RAXEN
Cuadernos de Análisis
Onda Verde
Teléfono de la Víctima
Aula Intercultural
Agenda
Foro
Chat
Hazte solidario
Tienda Solidaria

EL CRIMEN DEL INSTITUTO

    Hace unos días en Barcelona moría apuñalado un menor colombiano de 17 años por un grupo de menores sudamericanos. El joven y pacífico Ronny, tras salir de clase y hacer fotocopias acompañado de un amigo brasileño que también resulto herido, recibía una profunda puñalada en el pecho que acababa con su vida en las puertas del instituto San José de Calasanz. Los agresores, detenidos la semana pasada, eran miembros de una banda juvenil y buscaban a alguien para darle un escarmiento. No era la primera vez que en las puertas de este Instituto, como en tantos otros, se habían producido sucesos de violencia, aunque no a estos niveles de barbarie.

También en Madrid ocurría otro suceso inquietante en un centro escolar de Collado Villalba donde tras una agresión neonazi, tres menores eran detenidos y ocho resultaban intoxicados por amoníaco derramado a consecuencia de la pelea. Y en Vallekas un hincha del Atlético del Bilbao resultaba herido grave por un botellazo en el cráneo propinado por un ultra de su mismo equipo. Los partes de “violencia juvenil” son algo mas que alarmantes, a las reyertas, peleas, armas incautadas por las operaciones de las fuerzas de seguridad, hay que añadir la violencia generada a las puertas de numerosos centros escolares .

Pero no estamos en Nueva York, Bogotá o Londres, que se suelen ofrecer tópicamente como lugares lejanos para este tipo de noticias, esto sucede en las calles y en los entornos escolares de Barcelona, Madrid, Valencia o de cualquier núcleo urbano de nuestro país. Asistimos a un brote de matonismo urbano preocupante y a una progresión alarmante de la criminalidad juvenil. Los especialistas policiales destacan incluso que el incremento del empleo de la violencia en la actividad delictiva ha aumentado en el año 2002 un diez por ciento los homicidios y el delito de lesiones. Si la comparación se efectúa en los diez últimos años, según el Instituto de Estudios de la Seguridad Pública del SUP, la tasa de criminalidad se ha disparado con un crecimiento de un 155% en los delitos mas graves.

Ronny, el joven colombiano asesinado, no tenía enemigos, así lo afirmaron su padre y sus compañeros de clase. Estudioso, muy casero, deportista y responsable, fue apuñalado por matones de la banda de “los Ñetas” que parece buscaban a otro joven de “los Latín”en el que proyectar la sinrazón de la violencia. Pandilleros sin escrúpulos, chulos de barrio de los que cada vez hay mas en las ciudades, acabaron con la vida de un joven inocente, como en otras ocasiones, sin capacidad de defenderse ante la brutal agresión a navaja de un ataque en grupo.

Sin embargo y a mi juicio, frente a quienes se empeñan en señalar solo el desarraigo familiar, la desintegración social, la marginalidad y otros factores socioeconómicos como factores que posibilitan en exclusiva el desarrollo de estos crímenes, insisto en que también cuenta y cada vez mas, la banalización de la violencia que domina nuestra cultura, la ausencia de prevención, que no se tome en serio y la impunidad o la respuesta benévola de legislaciones y jueces. La violencia se combate con cultura, integración social y necesariamente, con un mensaje severo de sanción penal.

Esteban Ibarra
Presidente del Movimiento contra la Intolerancia