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TESTIMONIO DE UNA VICTIMA DEL HORROR

    En agosto me caso.
Quizá fuera ésa la razón por la que iba pensando en mi novia a eso de las ocho menos veinte de la mañana. Los zapatos de la novia,las invitaciones, y al instante, la oscuridad.
Una explosión tremenda, mucho más seca y corta que las que nos han enseñado en las salas de cine, y después el infierno.
Se va la luz.
Todos en el suelo, gritos, humos y cuándo todos nos mirábamos con expresión estúpida, otra explosión.
Ésta vez una bofetada de calor me levantó casi un metro del suelo. Una lluvia de "trozos" sobre nosotros y comenzó todo, o mejor dicho: acabó.
Apocalipsis. El fin.
Llevo horas viéndolo en mi cabeza.
Si cierro los ojos veo a una chica jovencita partida por la mitad.
Dios de mi vida, no es una expresión, es literal.
Debía tener 15 años, no más. Tengo que contarlo porque así puedo sacarlo de mi cabeza.La pobre niña ¡estaba con vida! y solo gritaba y se miraba dónde debían estar sus piernas y parte de sus entrañas unos segundos antes.
Comienzo a gatear hacia las puertas.
Me lanzo desde el vagón a las vías.
Y eché a correr.
Mi camiseta manchada, no he querido ni pensar de que.
Cuando llevaba diez metros corriendo, ingenuamente pensé, - “Si estoy
corriendo es que estoy vivo....”
Ingenuamente porque a mi lado vi una persona de mediana edad corriendo, como yo, solo que con una herida brutal en su costado. A los pocos metros se
desplomó muerto.
Quince segundos... me paro... no puedo apenas respirar, vuelvo hacia el
tren. ¿Y si quedan bombas?
Cometo el error de pensar humanamente y me digo a mi mismo, - “No pueden ser
tan hijos de puta”.
Vuelvo hacia los vagones.
Dos están reventados.
Gritos. Muchos gritos. Gente pidiendo auxilio. Gente joven con las mochilas
incrustadas de metralla. Y muertos, muchos muertos. La sangre bañándolo todo.
El olor a carne quemada. Nunca lo olvidaré.
¿Sabes?, ayer descubrí que la muerte es paradójica.
Vi personas sentadas, impávidas, como si no fuese con ellos. Estaban ya inertes en sus asientos destrozados.
Lloré. ¿Dónde ir?, las vías atestadas de personas ensangrentadas. ¿Subir a los vagones?... imposible... solo veo pedazos de gente.

El horror hecho realidad.
Veo dos personas arrastrando penosamente el cadáver de una mujer. No saben que no se puede hacer nada por ella.

Y me acordé de mi madre, de mi novia y de mis amigos.
Dios mío, ¿por qué?, ¿qué tiene que ver ésta basura con la política?

No quiero comer.
No puedo.
Y al menos yo puedo llorar.

Yo se que muchos de mis compañeros de viaje NO.