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Bélgica es el sexto país comunitario, tras Noruega, Dinamarca, Suecia, Irlanda y Holanda, que otorga este derecho a los residentes no procedentes de la Unión
El Parlamento federal belga adoptó ayer, dos meses después de que lo hiciera el Senado, una ley que concede el derecho a voto a los extranjeros no europeos residentes en el país para las elecciones municipales.
El texto legal, por el que podrán votar en los próximos comicios locales, previstos para 2006, establece ciertas condiciones: los extranjeros no europeos con sus papeles en regla deberán justificar su residencia en el país durante al menos cinco años, inscribirse en una lista de electores y firmar una declaración en la que se comprometan a respetar la Constitución, las leyes belgas y la Convención Europea de Derechos Humanos. Concedido el derecho al voto, no podrán sin embargo presentyarse como candidatos.
La medida afecta a más de 154.000 extranjeros no europeos afincados en Bélgica, aunque el diario francófono Le Soir estima en su edición de ayer que apenas 26.000 de ellos ejercerán su derecho al voto, toda vez que el resto no cumplirá los trámites exigidos o rechazará acogerse a esta posibilidad.
Como la mayoría liberal-socialista estaba dividida sobre la ley, el texto fue aprobado merced al respaldo de dos partidos francófonos de la oposición: los Verdes y el Centro Demócrata Humanista (CDH, ex Partido Social-Cristiano). El partido liberal demócrata flamenco (VLD) del primer ministro belga, Guy Verhofstadt, votó en contra del texto, que fue adoptado por una mayoría de 80 diputados contra 58 y tres abstenciones.
Los diputados de la oposición interpretan que la adopción de la ley por el voto de una mayoría «alternativa» es una prueba de la fragilidad de la coalición en el poder, a cuatro meses de las elecciones regionales, consideradas como una prueba para el Gobierno.
Entre las repercusiones políticas de dicha ley, el diputado cristiano demócrata flamenco (CDV) Pieter De Crem considera que una parte del electorado podría optar en Flandes (norte) y en Bruselas por el partido de extrema derecha flamenco Vlaams Blok, lo que supondría un vuelco al sistema político.
En este sentido, el pasado martes, un «Comité contra el derecho al voto de los extranjeros» presentó una petición firmada por casi 200.000 flamencos en demanda del rechazo de dicho texto legal por el Parlamento. En cuanto a los extranjeros de origen comunitario afincados en el país, sólo un 17 por ciento de ellos ejercieron su derecho al voto en las municipales de octubre de 2000.
El rotativo La Libre Belgique estimaba en su edición de ayer que el peso de los nuevos electores será muy limitado por la dispersión geográfica de los extranjeros residentes en Bélgica.
En la Unión Europea, Noruega, Dinamarca, Suecia, Irlanda y Holanda ya han ortogado el derecho a voto a los extranjeros no europeos. España y Portugal adoptaron leyes similares con los extranjeros cuyos países aplican leyes recíprocas sobre el voto de los no nacionales.
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