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El TERROR Y LA YIHAD

    Finalizada la Semana Santa e incorporados a la dinámica cotidiana, nadie puede sustraerse a la memoria del horror y a su poso de miedo e inseguridad que ha sembrado entre nosotros. La masacre de Madrid, el atentado frustrado del AVE, la inmolación criminal en Leganés y, sobre todo, los continuos descubrimientos de la investigación policial acerca de las tramas de Al Qaeda en España, son razones mas que sobradas que alimentan la inquietud por el nuevo terror y la mirada indagatoria hacia el desconocido campo, hasta ahora, del integrismo islámico.

Sin entrar en el debate acerca de si la Yihad (literalmente traducido por “hacer un esfuerzo” y comúnmente conocido por “guerra santa”) es un fundamento espiritual e interior que busca la purificación islámica, o si su defensa en el Corán sirve a sectores extremistas para justificar el uso de la violencia, dado que doctores (Ulemas) y guías (Imanes) tiene el Islam para resolverlo, es un hecho que quienes masacraron en Madrid referenciaron su barbarie en la Yihad. Tanto en su nota de reivindicación al ABC, como en su mensaje del video encontrado en Leganés, reivindicaban la Yihad de la guerra y proclamaban, “¡sangre por sangre!”, “¡destrucción por destrucción!”.

Todos coincidimos ahora, incluso los dirigentes socialistas, que el terrorismo islamista no dejará de actuar pese a la retirada de las tropas de Irak. Sabemos también que esta Yihad es anterior a esta guerra, como lo confirma la masacre de turistas en Bali (202 muertos), el 11 de Septiembre (3.000 muertos) y otros atentados anteriores en distintos países. Sin embargo se ha puesto poca atención al peligro del islamismo yihadista, y tampoco se ha tratado a fondo el problema del integrismo que no solo alimenta el mito de Al Andalus, discrimina a la mujer e instituye una concepción antidemocrática de las estructuras de una sociedad, sino que aporta base social de reclutamiento del yihadismo violento.

No obstante y para que no haya lugar a equívocos lo diremos una vez mas, el Islam no es terrorista, hay un Islam mayoritario de la paz (dar es-salam), de tolerancia y concordia, fundamentado en un Dios misericordioso. Sin embargo hace bien la Asociación de Trabajadores Marroquíes (ATIME) en reclamar un Consejo Islámico en España, con elecciones democráticas, que garantice que en todas las mezquitas los discursos que se promueven son acordes con la convivencia democrática y en ninguna existe la mas mínima oportunidad para la recluta, por ejemplo, del salafismo de la predica y el combate que impulsa Bin Laden.

Los ciudadanos, los medios de comunicación y las instituciones democráticas, en medio de tanto dolor, estamos cumpliendo con nuestro deber de parar la xenofobia, de impedir que se confunda la inmigración magrebí y el Islam con el terrorismo. Ahora toca a los líderes musulmanes no solo condenar el terrorismo, como bien han hecho, sino proclamar respeto y aceptación de los principios de nuestra Constitución, comprometerse con el deber de vigilar frente al problema de la violencia y trabajar por erradicar a aquellos que usan su religión para alimentar el odio que sirve de base a la intolerancia integrista, a su yihad y al terror indiscriminado.

Esteban Ibarra
Presidente del Movimiento contra la Intolerancia