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Miles de personas desfilaron por las calles de París contra el antisemitismo, tras haberse cometido recientemente en Francia actos como la profanación de un cementerio judío y la de un monumento a los combatientes judíos caídos en la Primera Guerra Mundial.
Encabezados por líderes de partidos, miembros del Gobierno y militantes de asociaciones, los manifestantes salieron de la Plaza de la República para acabar en la de la Bastilla, con el lema de "La República contra el antisemitismo". Según la policía, unas 9.000 personas participaron en el acto, mientras que según los organizadores eran entre 20.000 y 25.000.
Ha sido la primera manifestación convocada específicamente contra el antisemitismo desde la de abril de 2002, que había sido organizada por el Consejo Representativo de las Instituciones Judías de Francia (CRIF) para expresar apoyo al pueblo israelí y a su seguridad. La de hoy partió de una convocatoria de la asociación antirracista SOS Racisme, a la que se unieron el CRIF y otros grupos judíos y que fue apoyada por los principales partidos políticos franceses y diversas organizaciones.
Por su parte, la Liga de Derechos Humanos y el Movimiento contra el Racismo y por la Amistad entre los Pueblos (MRAP), que querían que se denunciaran "todos los racismos", convocaron su propio acto antes de unirse al desfile, pero en la cola.
Entre las personalidades presentes estaban el líder del Partido Socialista, Francois Hollande, el alcalde de París, Bertrand Delanoe, el ministro de Sanidad y alto cargo del partido conservador (UMP), Philippe Douste Blazy, la secretaria de Estado para los Derechos de las Víctimas, Nicole Guedj, el Verde Noel Mamere, y el reelegido hoy presidente del CRIF, Roger Cukierman. Cukierman dijo que "no queremos" que sólo sea el "combate de los judíos" sino que debe ser el de todo el pueblo francés, y agregó que un ataque a los judíos es "un ataque a los valores" de Francia.
Unas palabras en línea con las enviadas por el Presidente, Jacques Chirac, a un acto ante el monumento a los muertos judíos de la Primera Guerra Mundial ubicado en Douaumont, cerca de Verdun, que fue profanado el pasado día 7 con pintadas neonazis. "Los actos incalificables" contra este monumento son "una herida colectiva" y "al insultar la memoria de nuestros soldados judíos que dieron su vida por la patria son una ofensa para la nación entera", subrayó Chirac en un mensaje leído ante 300 0 400 personas por el responsable de los ex combatientes, Hamlaoui Mekachera.
La profanación de ese monumento siguió a la de 127 tumbas del cementerio judío de Herrlischeim, en Alsacia, una región donde varias mezquitas también han sido objeto de ataques.
En un contexto internacional marcado por el agravamiento del conflicto israelí-palestino y las violencias en Irak, el número de actos antisemitas en Francia aumentó en el primer trimestre (67 actos de violencia, frente a 42 en el último trimestre de 2003).
Los participantes en la manifestación de París pidieron, como el socialista Hollande, que no haya "ninguna tolerancia ante la intolerancia" o, como el alcalde Delanoe, que se combata "todo lo que mata a la civilización". El ministro de Sanidad denunció el "horror" del antisemitismo, "que no es ninguna ideología" sino "un delito" y "un insulto a la Historia" y "al futuro", mientras que el líder centroliberal, Francois Bayrou, prometió "estar aquí siempre que haya que marchar contra el odio, la estupidez y el mal al acecho".
Por su parte, el portavoz del Gobierno, Jean-Francois Copé, informó en un comunicado de la "movilización" del Gobierno contra el antisemitismo y recordó la convocatoria de una conferencia internacional en París el mes próximo para combatir el racismo y antisemitismo en internet.
Conmoción en Francia 01/05/2004
Salvaje asalto pronazi a un cementerio judío de AlsaciaChirac encabeza la oleada de condenas producida por la profanación de 127 tumbas en la localidad alsaciana de Herrlisheim
El brutal asalto nazi contra el cementerio judío de un pequeño pueblo de Alsacia provocó ayer una ola de indignación en Francia, sacudida de nuevo en las últimas semanas por una escalada de ataques de móvil racista. Hasta 127 tumbas del cementerio israelita de Herrlisheim, cerca de la localidad de Colmar (Alto Rin) fueron profanadas y cubiertas de eslóganes y signos nazis en la madrugada del viernes, en un salvaje acto de barbarie perpetrado en nombre del aniversario de la muerte de Hitler, que se suicidó en su búnker de Berlín el 30 de abril de 1945, en pleno asedio del Ejército Rojo sobre la capital del III Reich. La fulminante reacción en cadena del propio presidente de la República, el primer ministro y destacados miembros del Gobierno, así como los jefes de todas las fuerzas políticas, revela el impacto de este execrable episodio. Jacques Chirac se declaró horrorizado y calificó los sucesos de “abominables e intolerables”, mientras que Raffarin condenó el atentado como algo “odioso y escandaloso”. El ministro del Interior, Dominique de Villepin, se desplazó al lugar de los hechos para seguir in situ la investigación policial y dar garantías al presidente del consistorio israelí del departamento del Alto Rin, Pierre Dreyfus. “Esto sucede menos de 60 años después de la liberación de los campos de la muerte, me siento horrorizado, escandalizado y avergonzado”, dijo. Los asaltantes se cebaron en el pequeño cementerio de Herrlisheim, compartido con el vecino pueblo de Hattstatt. Data del siglo XVIII y se halla en un solitario y bucólico paraje de viñedos. En la mañana de ayer, un empleado municipal descubrió con estupor los lemas nazis y las cruces gamadas y célticas que inundaban las paredes del cementerio. En el interior, 127 tumbas habían sido profanadas en una macabra exhibición de odio racial. Eslóganes como “Judíos, fuera”, “Un pueblo, un imperio, un Führer”, así como las siglas de las SS aparecían en lápidas y monumentos funerarios, en algún caso cubiertos con la bandera alemana. Las pintadas con la fecha del 30 de abril de 1945 confirman el siniestro móvil del acto. El atentado se produce pocos días después de la bronca polémica desatada en la Asamblea por el ministro Nicolas Sarkozy, que acusó con inusitada destemplanza al antiguo gobierno de la izquierda de “haber hecho creer a Estados Unidos que Francia es un país antisemita”.
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