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Ante los gritos de los bancos parlamentarios progresistas y, ya bien entrada la madrugada, Christian Vanneste, diputado de la UMP y profesor de Filosofía, se lanzó a un peculiar razonamiento que puede valerle consecuencias legales: «Un juicio de valor es universal si está fundado en el imperativo categórico de Kant, actúa siempre según una máxima que pueda ser erigida en principio universal. Manifiestamente la homosexualidad no lo permite, a menos que se persiga el suicidio de la humanidad». El proyecto de ley, incluido dentro de un programa que permitirá la creación de una Alta Autoridad contra las Discriminaciones, crea un delito específico de homofobia y permite castigar las injurias homófobas al mismo nivel que las difamaciones racistas, sexistas o antisemitas. Es decir, que un juez podrá dictar una pena de prisión en caso de injuria grave. El ministro de Justicia, Dominique Perben, salió en defensa de su proyecto legal y afirmó que la homofobia es, como el antisemitismo y el racismo, «uno de los males mayores de la sociedad francesa». El diputado Marc Le Fur, también de la UMP consideró que esta idea del Gobierno de su partido suponía «ceder a un grupo de presión poderoso e influyente». La Iglesia y los sindicatos de prensa se han opuesto duramente a esta ley porque, en su opinión, limitará la libertad de expresión. Las asociaciones de defensa de los derechos de los homosexuales aplaudieron la adopción de la norma y criticaron duramente las palabras de Vanneste, que calificaron de «incitación al odio». Además, solicitaron sanciones políticas de parte de la UMP contra su diputado. Según la norma a la que la Asamblea nacional dio luz verde, un comentario homófobo podrá valerle a un francés hasta seis meses de prisión y 22.500 euros de multa. Para aquellos que superen la delgada raya de la injuria y cometiesen una «incitación al odio, así como a la violencia», esta nueva ley aprobada por la Asamblea prevé castigos de hasta un año de prisión y 45.000 euros de multa.
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