Quienes Somos
Nuestras Actividades
Campañas
Publicaciones
Voluntarios
Hazte Socio
Contacta
Intolerancia
Derechos Humanos
Paz y Tolerancia
Ética y Justicia
Solidaridad y Desarrollo
Comunicación y Libertad
Inmigración y Refugiados
Pueblo Gitano
Racismo y Xenofobia
Antisemitismo
Homofobia
Terrorismo
Ultras y Neonazis
Integrismo
Pena de Muerte
Sexismo y violencia
Violencia Urbana
Maltrato Infantil
Seguridad Ciudadana
Memoria Víctimas
Editoriales
Noticias
Entrevistas
A por más
Informe RAXEN
Cuadernos de Análisis
Onda Verde
Teléfono de la Víctima
Aula Intercultural
Agenda
Foro
Chat
Hazte solidario
Tienda Solidaria

El negador del Holocausto

    BERLIN.- «La II Guerra Mundial no fue cosa de Hitler. El Führer no quería la guerra. ¡El necesitaba la paz para restaurar Alemania!».Quien con tanta convicción mantiene que el sanguinario líder nazi era un pacifista que se vio obligado a invadir Polonia y luego media Europa, asegura también que el Holocausto no existió («¿Creen realmente que murieron seis millones de judíos?») y que los practicantes del judaísmo sólo han provocado «guerras, depresión, inflación y paro».
Ernst Zundel, un alemán de 65 años que se ha pasado décadas en Canadá evitando su castigo en Alemania por tales declaraciones, aterriza hoy en su país natal, donde le espera un juicio histórico por violar la Constitución al negar la Shoah e incitar al odio a través de su página de Internet, en la que se califica de «persona que ha dedicado su vida a limpiar a Alemania del sangrante libelo del Holocausto».

En Alemania, donde cada ciudadano carga calladamente con el peso de su pasado, Zundel está considerado como un clásico revisionista al que antes o después había que tapar la boca y echar el lazo.

Sin embargo, este oriundo de un pueblecito de la Selva Negra ha sabido cómo mantenerse alejado hasta ahora de las prisiones teutonas, emigrando a finales de los 50 a Canadá y poniendo en práctica todo tipo de tretas legales para esquivar más o menos la cárcel y evitar la deportación.

«Zundel es un racista hipócrita que ha cultivado una imagen pacifista para ocultar su apoyo a la extrema derecha y su propagación de todo tipo de material antisemita», dijo el pasado jueves el juez canadiense Pierre Blais, antes de dar un martillazo final y contentar a Berlín emitiendo una orden de extradición.

El tristemente célebre negador del Holocausto ha señalado siempre que de niño quedó marcado por los bombardeos aliados, la marcha de su padre al frente, su captura por los norteamericanos y la dura época de la posguerra. De ahí que, según sus palabras, se hiciera «un pacifista cristiano» y marchara a Canadá para evitar hacer el servicio militar.

Sin embargo, sus andanzas en el país norteamericano no fueron protagonizar actos reconciliadores y solidarios, sino más bien publicar artículos en los que defendía la supremacía aria, condenaba a los judíos y escribía libros como El Hitler que nosotros amamos y por qué. «Me conocen como el Ghandi de la derecha, porque defiendo con todo mi corazón mi grupo étnico», declaró Zundel en uno de los múltiples procesos que ha tenido en Canadá, tras organizar campañas anti Holocausto, congresos de historiadores revisionistas y protestas pronazis.

«Ernst Zundel está en prisión porque el lobby judío lo quiere», le ha defendido, desde su último internamiento en Toronto, Mark Weber, director del Instituto de la Revisión Histórica.

Y es que este convencido ultraderechista ha tenido el apoyo de diversas organizaciones y donantes voluntarios, que le han dado alas y soporte económico en los últimos años.

«Se acabó», insistió el juez Blais, haciendo caso a las eternas demandas de la Justicia alemana, y añadiendo que se le expulsa de Canadá porque es considerado un peligro para la seguridad nacional y una amenaza para la comunidad internacional.

«La casa de Zundel en Toronto era una puerta giratoria donde pasaban sin parar los líderes mundiales más conocidos en jalear la supremacía de los blancos, el uso de la violencia y el odio contra los judíos y varias minorías», detalló el magistrado Blais en una de las 63 páginas de las que se compone su férrea decisión de enviar al alemán a su país de origen.

La Corte Federal canadiense hizo entrega también a Zundel de una carta en la que se le especifica que sólo puede viajar «con dos maletas, de un máximo de 32 kilos cada una».

Así, con su ligero pero más que suficiente equipaje, aterrizará hoy Zundel en Alemania, ese país que tanto asegura amar para llegar a afirmar que Auschwitz, Dachau y Buchenwald son un fraude de la Historia, y que, por el contrario, su Justicia le está esperando para ajustarle todas sus atrocidades dialécticas presentes y pasadas.

LO DICHO Y HECHO

«Los practicantes del judaísmo únicamente nos han dado guerras, depresión, inflación y paro»

1939: Nace en Kalmbach (Alemania). 1958: Emigra a Canadá. 1959: Empieza a publicar sus teorías revisionistas. 1981: Canadá le prohíbe expresarse por escrito. 1982: Expira su pasaporte alemán.La RFA no se lo renueva. 1991: Organiza un congreso de historiadores revisionistas en Múnich y le detienen. Sale bajo fianza y huye a Norteamérica. 2000: Se instala en EEUU. 2003: Le expulsan a Toronto. 2005: Es entregado a Berlín.