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El fantasma del Ku Klux Klan: revive el racismo criminal en EEUU

    Los peores tiempos de la supremacía blanca han resucitado en la ciudad estadounidense de Chicago con el asesinato, de un tiro en la cabeza, del marido y la madre de Joan Humphrey Lefkow, una jueza que llevaba años amenazada por grupos neonazis.

La magistrada, de raza blanca, pagó muy caro sus intentos por detener el avance de un grupo nefasto a la altura del temible Ku Klux Klan, basado en la creencia de que "lo que es bueno para la raza blanca es la mayor virtud, y lo que es malo, el mayor pecado".

El origen de la controversia surgió cuando la jueza dictaminó en contra de Matthew Hale, artífice de la organización "Creativity" -antes conocida como "Iglesia Mundial del Creador"- cuyo objetivo es expulsar de EEUU a todas las razas "inferiores".

En la página de Internet del grupo xenófobo (omitida por razones obvias) figuran, entre otras barbaridades, los 16 principios de su Iglesia. “Recuerden que las razas de colores inferiores son nuestros enemigos mortales. Los más peligrosos son los judíos”, “Tengan tratos preferenciales con la gente de su propia raza. Eliminen los tratos con los judíos lo más pronto posible. No contraten negros. Tengan contacto social sólo con gente de su propia raza”, son sólo algunos de ellos. Decorada con cruces esvásticas por doquier, la página incluye una larga lista de enlaces a otras páginas skinheads y neonazis.

La historia de la relación del grupo con la jueza se fue deteriorando con el pasar del tiempo. En una primera instancia, la magistrada había autorizado a Hale y sus seguidores a utilizar la denominación "Iglesia Mundial del Creador", pero a instancias de un tribunal de apelación, modificó su sentencia intimando a su líder con una multa de 1.000 dólares diarios si no abandonaba el uso de este nombre, que ya había sido registrado por otro grupo de Oregón que no tiene relación con el caso. Fue entonces que se desató la ira de Hale, hasta que fuera condenado por contratar un asesino a sueldo para que mate a la magistrada.

El líder del grupo neonazi tiene 33 años y fue arrestado en 2003 a partir de las pruebas en su contra que facilitó un informante del FBI. Por entonces, se autodenominaba Pontífice máximo de su iglesia, que en su momento contaba con 30 mil miembros (según sus propias estimaciones).

Extremistas blancos celebraron muertes

Sea una demostración de poder o un acto intimidatorio más, los grupos partidarios de la “supremacía blanca” no tardaron en reaccionar y celebraron los asesinatos en mensajes en distintos medios. Entre ellos figura Bill White, editor del "Libertarian Socialist News", que dijo que no se sintió mal cuando supo que la familia de la magistrada había sido asesinada: "De hecho, me reí cuando me enteré de la historia".

En el mismo nivel –denigrante-, Hal Turner, locutor de radio de una organización clandestina, llego a decir que se merecía ser asesinada: "No sería legal, pero en mi opinión no sería erróneo". Mientras tanto, otras organizaciones racistas prefirieron ocupar el lugar de víctimas denunciando que el crimen había sido cometido por los enemigos de Hale en un intento de envenenar el ambiente justo antes de que éste reciba su sentencia, lo que se prevé que ocurra el mes que viene.

Por el momento, los investigadores centran sus pesquisas en "Creativity" y recuerdan cómo, en 1999, uno de sus discípulos, Benjamin Smith asesinó a dos personas e hirió a otras nueve después de que las autoridades denegasen a Hale una licencia para practicar la abogacía. En cuanto a la jueza, se encuentra en paradero desconocido y bajo protección policial. Fue recién el pasado lunes por la noche, al volver del trabajo, cuando se había encontrado con un escenario aterrador: los cadáveres de su marido, el abogado Michael Lefkow, de 64 años, y de su madre, Donna Humphrey, de 89, en el sótano de su casa.

"Está muy enojada con ella misma por ser juez y por poner a su familia en este peligro", dijo su hija, Laura Lefkow de 20 años. La jueza había sido nombrada por el entonces presidente Bill Clinton para ocupar un puesto en un tribunal federal y nunca tuvo miedo. Incluso, sus vecinos recuerdan cómo el matrimonio paseaba por el barrio y usaba transporte público a pesar de haber recibido amenazas de muerte.