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la séptima amenaza de muerte, los extremistas flamencos han logrado su objetivo: Naïma Amzil, una mujer musulmana de 31 años, renunció el pasado miércoles a su empleo en la empresa Remmery, situada en el noroeste de Bélgica. Su patrón, Rik Vannieuwenhuyse, recibió una carta con amenazas de muerte junto con dos balas de revólver por dar trabajo a una musulmana. Desde hace más de tres meses, la policia es incapaz de identificar a los remitentes: un grupúsculo autodenominado Nueva Flandes Libre (Niew Vrij Vlaanderen).
"Esto se volvía demasiado duro. Tengo cada vez más miedo por él y su familia, sobre todo después de las dos últimas cartas", declaró Amzil tras anunciar que dejaba el empleo en el que trabajaba desde hace ocho años. "Ya no puedo más", añadió la mujer.
La primera amenaza llegó el pasado 22 de noviembre. En la carta, depositada en el buzón de la empresa, se amenazaba con incendiar la firma si Amzil llevaba en el trabajo un pañuelo musulmán.
La segunda amenaza fue el 3 de diciembre y se amplió a la familia de Vannieuwenhuyse. Naïma, por miedo a que le hicieran daño a la familia de su patrón dejó de llevar el pañuelo en la empresa.
No sirvió de nada, llegaron nuevas cartas en las que se exigía despedirla y decían que se había puesto precio a la cabeza del patrón por 250.000 euros. Después de todo esto Amzil quiso dimitir, pero el empresario se negó.
OTROS CASOS RECIENTES Alberto II recibió el pasado 12 de enero a Amzil y a su patrón para apoyarles en su resistencia frente al extremismo en Flandes, la mitad más poblada y rica de Bélgica.
El caso Remmery no es único, ya que en los últimos meses varios comerciantes extranjeros en Ypres, Kortrijk y Amberes han recibido cartas con amenazas de muerte si no abandonan el país. El Gobierno expresó ayer su indignación por estos hechos.
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