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Protocolo contra el Racismo y la Intolerancia en el Fútbol

    El acto, que también rubricaron los colectivos de entrenadores y árbitros y los movimientos contra el racismo y la intolerancia, acudieron la directora general de política interior, Rosario García, la directora general de Integración, Estrella Rodríguez Pardo, el presidente de la RFEF, Angel María Villar, el presidente en funciones de la LFP, José Luis Astiazarán, y el de la AFE, Gerardo González Movilla.

También estuvieron representantes de los clubes de Primera y Segunda División, entre ellos los presidentes del Real Madrid, Florentino Pérez, y FC Barcelona, Joan Laporta.

Dicho protocolo contra el racismo y la intolerancia en el fútbol es un compromiso que adquirieron todos los estamentos del fútbol español en la reunión convocada por Jaime Lisavetzky, el pasado 22 de febrero, para adoptar medidas ante el brote de racismo en los estadios.

Se ha concretado un protocolo con 31 medidas, actuaciones e iniciativas en los ámbitos de las prevención y protección de las víctimas de actos racistas, localización y control de los comportamientos racistas, y represión y sanción de las actitudes racistas o xenófobas.


Este protocolo define los objetivos del mismo:

1.- Toman conciencia de la función integradora del fútbol, de sus valores de respeto de tolerancia, deportividad y no discriminación.

2.- Se comprometen a rechazar y combatir activamente los comportamientos vejatorios y ofensivos contra personas de otros grupos étnicos.

3.- Apuestan por la colaboración entre instituciones y agentes del deporte para lograr que el fútbol se desarrolle en un entorno de libertad, seguridad justicia y respeto de la dignidad humana.

4.- Declaran que el racismo, la discriminación racial, la xenofobia, la intolerancia son fenómenos que constituyen una amenaza grave para el deporte y sus valores éticos.

5.- Urgen la adopción de medidas integrales para prevenir y erradicar del fútbol las manifestaciones racistas.

6.- Se muestran decididos a evitar que el fútbol sea utilizado por los violentos como un altavoz para conductas reprobables.

7.- Se comprometen a poner en marcha medidas y a combatir activamente todos los comportamientos vejatorios, discriminatorios, ofensivos y atentatorios contra otros grupos étnicos y sus integrantes.

8.- Expresan un rechazo frontal y una condena abierta a los actos racistas, xenófobos, intolerantes y violentos así como cualquier intento de legitimación, justificación o banalización de estos graves comportamientos.

Además el Protocolo contiene:

a.- Medidas de prevención y protección de la integridad física y moral de las victimas de actos racistas.

b.- Medidas de localización y control de participantes en incidentes violentos y xenófobos

c.- Medidas de represión y sanción de incidentes de esta naturaleza.

Por último se comprometen al seguimiento y control de esas actuaciones a través del Observatorio del racismo, la xenofobia y la violencia en el deporte creado en el seno de las Comisión Nacional contra la violencia en los espectáculos deportivos.

El ejemplo que el mundo del deporte nos da a todos los ciudadanos, debe servirnos no sólo de reflexión sino también de acicate para extender esta filosofía y sus acciones a muchos otros ámbitos de la sociedad y por supuesto al mundo de la política, donde la integración social debe ser uno de nuestros principales objetivos y donde las manifestaciones radicales sobre la inmigración, deben desaparecer del discurso oportunista de los que sólo piensan en sacar un rédito electoral inmediato y no son conscientes del daño que causan a la sociedad.

No está de más recordar que aún siguen vigentes aquellos principios que en 1.963 fueron proclamados por la ONU:

1.- Toda doctrina de diferenciación o superioridad racial es científicamente falsa, moralmente condenable, socialmente injusta y peligrosa y nada permite justificarla.

2.- El racismo viola los derechos humanos fundamentales y pone en peligro las relaciones entre los pueblos y la paz.

3.- La discriminación daña no sólo a quienes la padecen, sino también a quienes la practican.

4.- Una sociedad libre de todas las formas de segregación y discriminación, factores de odio y de división, es uno de los objetivos fundamentales de Naciones Unidas y de todas las sociedades.