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Disturbios y heridos en Villaverde

    Por unos instantes, la violencia volvió ayer a Villaverde. Lo que se venía temiendo toda la semana. Un periodista colombiano fue agredido ayer, una hora después del funeral por Manuel, el joven asesinado el pasado día 2 de mayo. Durante la noche, la turba pegó al menos a otras tres personas.
Tras la misa, decenas de jóvenes comenzaron un recorrido por las calles del barrio de Oroquieta y la Ciudad de los Angeles, seguidos de cerca por agentes de la UIP (antidisturbios) del Cuerpo Nacional de Policía y varias patrullas de Policía Municipal.

En algún momento de su marcha, los manifestantes se cruzaron con el colombiano, que estaba haciendo fotos para el diario Latino, un periódico local. Varios jóvenes le pegaron con palos y le dieron patadas, según contó el propio agredido. Hacia las 21.00 horas, agentes de policía le acompañaban en la calle de Villajoyosa, a sólo unos metros de donde fue asesinado Manu, de 17 años.

Desde que el joven fue apuñalado el lunes, el barrio ha estado muy revuelto. Se han escuchado comentarios racistas durante estos días y, el miércoles, una manifestación espontánea de vecinos acabó en varias agresiones a los inmigrantes de la zona. Ayer se repitió la misma situación.

Al colombiano herido ayer le sangraba la cabeza abundantemente, y un agente de la UIP tuvo que socorrerle, sujetando un pañuelo sobre su herida para que no perdiera más sangre. Más tarde llegó una unidad del Samur-Protección Civil para atenderle. Por fortuna, su herida no era grave y él permaneció consciente en todo momento, aunque posteriormente fue trasladado al hospital Doce de Octubre.

Los sanitarios del Samur atendieron al menos a otras tres personas por contusiones de diversa consideración, según confirmaron fuentes de Emergencias Madrid. Todos ellos habían sido agredidos por los manifestantes, aunque no se pudo precisar si todos eran inmigrantes, al igual que el periodista colombiano.

Decenas de vecinos se agolparon ante el lugar del suceso, y los comentarios que se escuchaban eran muy similares a los de estos días pasados. Se nota que los vecinos de Oroquieta están divididos.Había quienes lamentaban profundamente lo ocurrido, ya que últimamente se ha hablado de racismo en Villaverde. «Luego dicen en los periódicos que somos un barrio racista, pero con estas cosas... Estamos demostrando que lo somos», se lamentaba un anciano.

Sin embargo, una hora antes había vecinos que azuzaban a los jóvenes que marchaban por el barrio: «¡Matadlos a todos! ¡Tenéis que colgarlos de un árbol y que no quede ni uno!», decía con toda su rabia un vecino de la zona. Ante esto, uno de los más de 100 jóvenes que bajaban por la calle de Villafuerte, donde ocurrió el asesinato, le contestó: «¡No se preocupe, si a eso vamos!». Parecía una bravuconada, pero al final sí que hubo agresiones a inmigrantes.

El funeral por la muerte de Manuel se celebró en la iglesia de Nuestra Señora de los Angeles, a varias manzanas de Oroquieta, ya en la zona de la Ciudad de los Angeles. Durante la ceremonia, hablaron los padres del joven y uno de sus amigos. Todos ellos lo recordaron con cariño. Cerca de la iglesia, a una distancia prudencial, dos unidades de la policía nacional vigilaban que no se produjeran incidentes.

A las 20.00 horas, después de la misa, había una concentración planeada de antemano en lo que ya se llama «el banco de Manu», el lugar donde un dominicano apuñaló al chico. Allí tuvo lugar uno de los momentos más emotivos de la jornada, cuando los padres del chico fallecido, acompañados de familiares, amigos y vecinos, fueron a rezar una oración frente al banco.

Las velas, flores y poemas se han multiplicado en el lugar donde sucedieron los hechos. Todos los vecinos han querido contribuir a este recordatorio que se ha hecho para el chico muerto con poemas, fotos y mensajes de solidaridad. En una pared de la calle de Villafuerte hay un mural de fondo negro, decorado con manos blancas. Allí se puede leer una carta en la que se apoya a los padres, se pide justicia para el caso y se llama a todos los vecinos para que se preocupen por sus hijos y no dejen que se conviertan en víctimas de la violencia.

Anoche, tanto las ambulancias como los funcionarios de la policía nacional y municipal patrullaron la zona durante horas, ante el temor de que se produjeran más disturbios.

El hecho de que el presunto asesino de Manuel fuese extranjero ha sido el detonante de los sucesos posteriores. La noche del martes al miércoles, pasadas las 00.30 horas, un dominicano de 19 años fue detenido cerca de Cuatro Caminos como presunto autor del crimen.

Desde ese día, los vecinos han expresado su división en multitud de discusiones en los bares y bancos de Villaverde. No se ha hablado de otra cosa. Algunos son partidarios de castigar a la comunidad inmigrante de su distrito, que es de las mayores de la capital.

Otros, en apoyo a los extranjeros, dicen que no se puede considerar a todos iguales, que no todos los inmigrantes son delincuentes.Los mismos dominicanos, que en este barrio son muchos, pedían durante los días pasados que no se pensara que son todos delincuentes: muchos condenaron lo sucedido el 2 de mayo y pedían que la justicia actuara contra los implicados en el crimen.

El consejero de Justicia e Interior, Alfredo Prada, se comprometió ayer, durante una entrevista en el programa Vive la Vida de Telemadrid, a poner a disposición de los padres del muchacho su gabinete jurídico y un equipo de psicólogos. Prada reconoció que había sido un error no haber estado junto a la familia durante estos días tan difíciles para ellos.

Los padres de Manuel también acudieron al plató. Josefa Carmona, la madre del muchacho, agradeció el apoyo y aseguró que iban a necesitar un psicólogo, ya que ambos se encontraban muy mal: «No tengo fuerzas para nada. Lo único que hago es entrar en la habitación de mi hijo y tocar todo lo que él tenía», dijo la madre.

Ambos progenitores llamaron a los vecinos a la calma. Josefa aseguró incluso que perdona lo sucedido al autor del crimen y que no le tiene rencor por lo que ha pasado.

Emilio González, padre del chico, lamentó los incidentes surgidos en el barrio durante la semana: «Queremos que lo que le ha pasado a mi hijo no le pase a nadie más, pero no podemos consentir que la gente se tome la justicia por su mano y paguen todos los inmigrantes por lo que ha pasado».

(EL MUNDO 7.05.05)