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Movimiento contra la Intolerancia condena las acciones terroristas de ETA y pide la unidad de las fuerzas democráticas
Tras los últimos atentados en Euskadi y Madrid, con varias personas heridas, el Movimiento contra la Intolerancia, manifiesta su condena del terrorismo y expresa la solidaridad con las víctimas, reclamando un mayor esfuerzo en la unidad democrática.
Movimiento contra la Intolerancia insiste en que nadie debe convertir la lucha antiterrorista en disputa política y partidaria, invitando al conjunto de las fuerzas políticas democráticas y cívicas de la sociedad democrática a colaborar con la acción de los poderes públicos para erradicar la violencia terrorista y alcanzar un marco de convivencia, libertad y de paz.
Terra Actualidad - EFE
Desde que el 30 de mayo de 2003 ETA cometiera su último atentado mortal, asesinando a dos policías nacionales en Sangüesa (Navarra), la banda terrorista apenas ha atentado contra los que antes se consideraban sus objetivos tradicionales, como acuartelamientos o sedes judiciales y de partidos políticos.
Además del atentado de hoy, desde entonces ETA ha llevado su acción terrorista a Madrid en otras dos ocasiones.
El último atentado en Madrid se produjo el pasado 9 de febrero cuando un coche-bomba estalló en el Campo de las Naciones de Madrid, tras un aviso en nombre de ETA al diario 'Gara', y causó, además de 43 heridos leves, daños en un edificio y en varios vehículos.
El coche-bomba había sido colocado próximo a los pabellones en donde los Reyes de España y el presidente de México, Vicente Fox, inauguraron horas después la muestra de arte ARCO.
Dos meses antes, el 3 de diciembre de 2004, ETA hizo estallar cinco artefactos de poca potencia en sendas gasolineras situadas en carreteras madrileñas, coincidiendo con la Operación Salida del Puente de la Constitución, y las explosiones provocaron cortes en las vías, lo que a su vez provocó retenciones kilométricas.
Un comunicante anunció en nombre de ETA las explosiones al diario 'Gara', lo que permitió a las fuerzas de seguridad desalojar las gasolineras, aunque dos policías sufrieron heridas leves.
En el último Puente de la Constitución, además de los atentados en las gasolineras de Madrid, los terroristas colocaron artefactos que explotaron o fueron descubiertos en los días siguientes en Almería, Avila, León, Málaga, Alicante, Valladolid, Ciudad Real y Santillana del Mar (Cantabria).
En los dos años transcurridos desde su último atentado mortal, ETA ha centrado su actividad en la colocación de bombas contra empresas, intereses turísticos e infraestructuras eléctricas y de ferrocarriles.
Así, los terroristas han puesto bombas desde 2003 en hoteles de Getxo (Vizcaya), Pamplona y de la provincia de Alicante, incluyendo su capital y las localidades de Benidorm, Denia y Villajoyosa.
Los artefactos colocados en agosto de 2004 en las localidades de Santander y San Vicente de la Barquera (Cantabria); Ribadesella, Gijón y Llanes (Asturias); Sanjenjo y Bayona (Pontevedra) y Santiago de Compostela (La Coruña), se inscribieron en la denominada 'campaña de verano' de ese año.
Los intereses empresariales han sido otro de los principales objetivos de ETA, que colocó un coche-bomba junto a la Feria de Muestras de Bilbao el 14 de junio de 2003 y otro en una zona residencial en la que viven empresarios y financieros en Getxo (Vizcaya) el 18 de enero de 2005.
Además la banda ha colocado bombas en camiones de las empresas Azkar, Olloquiegui y DHL, además de en la sede de La Guipuzcoana; en inmobiliarias de San Sebastián y Bilbao, en concesionarios de automóviles de las localidades vizcaínas de Lejona y Deusto y en la empresa Gráficas Otzarreta de Zarauz (Guipúzcoa).
El tercer gran objetivo de la banda desde su último asesinato han sido las infraestructuras, con atentados contra subestaciones eléctricas de Iberdrola en Iurreta (Vizcaya) y Bilbao y torretas de alta tensión en Huesca e Irún (Guipúzcoa).
También en este capítulo se puede incluir el atentado con coche-bomba contra el aeropuerto santanderino de Parayas (27 julio de 2003) o la colocación de artefactos en las vías férreas Zaragoza-Alsasua y Zaragoza-Barcelona, coincidiendo con el intento de atentado en el intercity Irún-Madrid en la Nochebuena de 2003.
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