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La OSCE define un marco de actuación contra la intolerancia

    Córdoba. Lucha sin cuartel contra el antisemitismo, la intolerancia, el racismo y la xenofobia. Los países miembros de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) definen desde ayer, en Córdoba, un marco de actuaciones concretas encaminadas a quebrar las intenciones de aquellos que están dispuestos a romper la convivencia con su injustificable fanatismo.
Las líneas maestras de los participantes en la conferencia del máximo órgano de seguridad europeo se pueden resumir en dos vías: en el arbitraje de una legislación contundente y aplicada a las demandas de la sociedad actual en materia de intolerancia y en una política educativa que prevenga conductas de exclusión social, racistas o xenófobas.

Estos aspectos, que serán recogidos en la Declaración de Córdoba, que será aprobada como conclusión del encuentro, deben ser complementados, según se advierte en las conclusiones de la cita, por la labor de concienciación de los medios de comunicación, que deben llevar un mensaje claro y contundente a la sociedad sobre los lastres que generan las situaciones de "odio al otro", como destacó el presidente de turno de la OSCE, Dimitrij Rupel.

La mayoría de los participantes en los debates de la conferencia se mostraron preocupados por las nuevas formas de antisemitismo y de xenofobia que se están desarrollando en los últimos años en el mundo. Por ello, la cumbre de Córdoba, que sucede a la de Berlín, celebrada el año pasado, se ha fijado como objetivo recoger de forma fidedigna estadísticas e información sobre delitos cometidos en cada estado miembro de la OSCE para poder definir políticas efectivas contra estas manifestaciones. En este sentido, Dimitrij Rupel incidió que "los estados deben abordar una legislación eficaz, aplicar las leyes y denunciar" este tipo de prácticas contrarias a cualquier modo de convivencia en paz. Sin embargo, el presidente de turno de la OSCE lamentó que tan sólo 29 de los 55 estados miembros de la organización tienen estadísticas sobre los crímenes de la intolerancia en sus países.

Una de las claves del "resurgimiento del antisemitismo" se deriva, según las opiniones de los ponentes, de la situación de Oriente Próximo, aunque según la Declaración de Córdoba los acontecmientos políticos que tengan lugar en Israel o en cualquier otra parte de esta zona del mundo "nunca justifican el antisemitismo". Esta observación se enmarca dentro de la convicción de que existen movimientos antisemitas que surgen del l odio ancestral a los judíos, pero que se canalizan a través de de las críticas a Israel por su actuaciones en Palestina.

Precisamente, en referencia al conflicto entre musulmanes e israelitas, el presidente del Congreso Judío se refirió a que "esta lucha sólo es una excusa para ir contra los judíos" y añadió que "Israel puede cometer errores y puede ser criticado, pero eso no es una razón para quemar una sinagoga en Lugano (Suiza), dinamitar una pastelería judía en París o apuñalar a un adolescente en Amberes".

Pero en la primera jornada de la conferencia que se clausura hoy también hubo sitio para las formas de intolerancia hacia lo musulmanes y hacia los cristianos, muy comunes en Europa. Se prestó especial atención a la constante relación que se hace del Islam con respecto al terrorismo ejercido por grupos radicales que usan este credo como excusa para perpetrar atentados. En este punto, el ministro de Asuntos Exteriores español destacó la alianza de civilizaciones que ha promovido el Gobierno de Zapatero porque, entre otras lacras, "se cae en la trampa de identificar el Islam con el terrorismo que nos azota.

La reunión contó con un mensaje claro y contundente de S. M. el Rey Don Juan Carlos, quien aludió a que el encuentro debe servir para que los países participantes inicien una "equilibrada y profunda reflexión para erradicar cualquier tipo de actitud racista, xenófoba, discriminatoria o intolerante". El monarca expresó su confianza en la estrecha colaboración y las buenas intenciones de las naciones que exponen su distintas visión sobre antisemitismo e intolerancia durante el almuerzo que compartió en el Alcázar de los Reyes Cristianos con el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos; con el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves; con la alcaldesa, Rosa Aguilar, y con los representantes de los 55 países participantes.

Don Juan Carlos expresó su seguridad de que todos "estimularán una sensibilidad que alcance a toda la sociedad, frente a las citadas actitudes o comportamientos, siempre injustificables", en alusión al rechazo y exclusión social que se realiza en muchos lugares del mundo de las minorías. El Rey tampoco se olvidó de elogiar a la capital, destacó su "belleza" e "historia" y subrayó que Córdoba "es el símbolo de coexistencia en armonía de las culturas cristiana, judía y musulmana. En el brindis final del almuerzo, deseó que la ciudad de las tres culturas "impregne el pulso de los debates e inspire los pasos para alcanzar los objetivos de la conferencia" que organiza la OSCE.

No fue la única referencia al valor añadido que aporta la organización de una cumbre de este tipo en una ciudad como Córdoba. El jefe de la diplomacia española, Miguel Ángel Moratinos, destacó durante el discurso de apertura de la conferencia en el Palacio de Congresos que Córdoba fue durante siglos ejemplo de convivencia entre los miembros de las tres grandes religiones monoteístas –cristianismo, islamismo y judaísmo–. "En este mismo lugar –en referencia a Córdoba– y en tiempos de Maimónides, de cuyo fallecimiento se cumplieron el año pasado 800 años, se elevaban en armonía el rezo de muecín desde la vecina Mezquita, la salmodia del rabino desde la Sinagoga y la oración del sacerdote en las iglesias".

Pero las alusiones a Córdoba y a España por parte del ministro tampoco estuvieron exentas del recuerdo a la expulsión de los judíos españoles en 1492, un momento histórico negativo según Moratinos, que, de no haber sido por la conversión, hubiera privado a la historia de España de figuras tan relevantes como fray Luis de León, Luis Vives o Bartolomé de las Casas.

DIRIGENTES DE 50 PAÍSES CLAMAN EN CORDOBA CONTRA EL ANTISEMITISMO Y LA INTOLERANCIA.

La OSCE advierte de que las decisiones de los gobiernos no deben servir para justificar la discriminación ni el terrorismo identificarse con ninguna religión o etnia Moratinos dice que no caben sólo las palabras, sino que hay tomar medidas.

La OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa) advirtió ayer de que las decisiones de los Gobiernos nunca deben servir para justificar el racismo, la xenofobia o la discriminación de grupos sociales o religiosos y que los actos de terrorismo no deben ser identificados con ninguna religión, cultura o grupo étnico.

Estas son dos de las principales recomendaciones acordadas en la Conferencia de la OSCE que ha reunido en Córdoba a representantes de más de 50 países para analizar los avances en la lucha contra el antisemitismo, los perjuicios contra las religiones y otras formas de intolerancia. La elección de Córdoba -como advirtió el Rey Juan Carlos en el almuerzo de bienvenida- se debe a su singular historia, «símbolo de coexistencia en armonía de las culturas cristiana, judía y musulmana». La Declaración de Córdoba será ratificada hoy.

En esta ciudad, los representantes gubernamentales y numerosos expertos en conflictos sociales han subrayado la importancia de afrontar esta lucha de manera coordinada entre todos los países y, en especial, a través de la educación, para reconocer y atajar el problema desde el momento de su aparición. Todos ellos advirtieron sobre los peligros de una creciente falta de tolerancia e incomprensión entre grupos de distintas religiones, un fenómeno que, si bien no es nuevo, se ha visto incrementado a raíz de los atentados islamistas de Nueva York y Madrid, y a causa de un aumento de los movimientos migratorios de países musulmanes hacia Europa.

Planes específicos

Además, la conferencia, convocada con el objetivo de valorar los avances puestos en práctica por los distintos países, encomendó a la Oficina de Derechos Humanos de la OSCE la tarea de elaborar planes específicos para orientar a los países en el desarrollo de medidas como recolección y manejo de información, legislación e implementación, y diseño de programas educativos y de capacitación de funcionarios públicos.

En la jornada de inauguración, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, subrayó que en la lucha contra la intolerancia «no valen las declaraciones» sino que hay que implantar «medidas concretas de carácter obligatorio» para acabar con la discriminación y para «acomodar» el hecho religioso en la sociedad. Así, Moratinos destacó la necesidad de implementar medidas para facilitar la integración de los musulmanes y evitar que haya quien «cae en la trampa de identificar al islam y a quienes lo practican con la intolerancia cuando no con el terrorismo».

En el turno de intervenciones, el representante israelí Michael Melchior advirtió sobre el resurgir del antisemitismo en el mundo y apostó por impulsar un «diálogo de civilizaciones» que promueva la educación y el diálogo para «vencer a la intolerancia».

Por su parte, el representante de Estados Unidos y gobernador del estado de Nueva York, George Pataki, propuso imponer penas más severas por actos de intolerancia religiosa, xenofobia o por discriminación sexual; fomentar la formación de policías y otros funcionarios en materia de tolerancia, y potenciar la creación de grupos comunitarios que «eduquen en la diversidad».

El viceministro marroquí de Exteriores, Taieb Fassi Fihri, expresó su preocupación por la «islamofobia» y las discriminaciones que sufren los inmigrantes musulmanes en los países europeos y apeló a la responsabilidad de los Estados para que contribuyan a luchar contra los fenómenos de segregación.

Por su parte, y en nombre de la Santa Sede, el arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, aseguró que «la intolerancia y la discriminación contra los cristianos es un fenómeno preocupante al que hay que poner fin con la misma determinación con que se combate el antisemitismo y la discriminación de los musulmanes».

Por último, el ministro luxemburgués de Exteriores y presidente de turno del Consejo de la UE, Jean Asselborn, expresó la determinación de la Unión de movilizar a los Gobiernos y las sociedades europeas para «luchar sin respiro» contra la «abominación» que supone «el resurgimiento del antisemitismo».

CORDOBA, 8 Jun. (EUROPA PRESS)

Los 55 países de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) pasarán mañana de las declaraciones a medidas concretas contra el antisemitismo y la discriminación, al permitir que la Oficina de Derechos Humanos e Instituciones Democráticas (ODIHR en sus siglas en inglés) elabore informes sobre la situación interna en cada uno de ellos.

Las delegaciones de los 55 países de esta organización euroatlántica aprobarán mañana la declaración de Córdoba en la que instarán a la ODIHR a establecer programas específicos de asistencia a las capitales en los terrenos de legislación, refuerzo de las leyes y recopilación de datos sobre casos antisemitas y de carácter racista, xenófobo o de discriminación por raza o sexo.

Asimismo, los miembros de la OSCE permitirán a su oficina de Derechos Humanos la elaboración de guías de buena práctica para cada país en la lucha contra la propaganda antisemita, xenófoba y racista a través de Internet u otros medios.

Los participantes en la Conferencia de Córdoba reconocerán que la sociedad civil es un "socio clave" en la lucha contra la discriminación y la intolerancia, al tiempo que destacarán la importancia de facilitar y promover un diálogo "transparente" interreligioso y cultural.

La OSCE condenará "sin reservas" el racismo, xenofobia, antisemitismo y otras formas de intolerancia y discriminación, inclusive la que se aplica contra musulmanes y cristianos. En este sentido, reiterará que los acontecimientos internacionales "nunca" pueden justificar estos fenómenos, sobre todo el referido al antisemitismo por la actuación de Israel en Oriente Próximo.

Igualmente, los países de la OSCE rechazarán que se identifique terrorismo o extremismo con una religión, cultura, grupo étnico, nacionalidad o raza en concreto, y subrayarán que la responsabilidad principal para identificar actos de intolerancia o discriminación corresponde a los Gobiernos firmantes.

Por último, recordarán de nuevo que la legislación y un refuerzo de las leyes son "pasos esenciales" para luchar contra la intolerancia y la discriminación. En este sentido, insistirán en la importancia que tiene la educación para explicar el Holocausto y el antisemitismo.

Fuentes diplomáticas españolas hicieron hincapié en que la cita de Córdoba será la de "mayor éxito" de las que se han celebrado en los últimos años Bruselas y Berlín--, ya que "se culmina el ciclo de recomendaciones y se inicia otro de ejecuciones y posibilidades de actuación".