Quienes Somos
Nuestras Actividades
Campañas
Publicaciones
Voluntarios
Hazte Socio
Contacta
Intolerancia
Derechos Humanos
Paz y Tolerancia
Ética y Justicia
Solidaridad y Desarrollo
Comunicación y Libertad
Inmigración y Refugiados
Pueblo Gitano
Racismo y Xenofobia
Antisemitismo
Homofobia
Terrorismo
Ultras y Neonazis
Integrismo
Pena de Muerte
Sexismo y violencia
Violencia Urbana
Maltrato Infantil
Seguridad Ciudadana
Memoria Víctimas
Editoriales
Noticias
Entrevistas
A por más
Informe RAXEN
Cuadernos de Análisis
Onda Verde
Teléfono de la Víctima
Aula Intercultural
Agenda
Foro
Chat
Hazte solidario
Tienda Solidaria

Entrevista al Ministro de Exteriores sobre la Conferencia de Córdoba

    
--¿Qué conclusiones ha sacado de la Conferencia sobre Antisemitismo y Otras Formas de Intolerancia que se ha celebrado en Córdoba?

--Ha sido un éxito por cuanto se han cumplido los objetivos que nos habíamos fijado, que era colocar la lucha contra el antisemitismo y otras formas de intolerancia en el centro del debate político europeo, que éste fuese operativo y que del mismo surgieran unas conclusiones que obliguen a los Estados miembros de la OSCE a reformar sus legislaciones y aplicar medidas en el campo educativo y mediático para arreglar este problema. Al mismo tiempo ha servido para volver a recuperar el patrimonio político que tienen España, Andalucía y Córdoba. El espíritu cordobés ha creado magia en la conferencia, como muchos delegados me han dicho.


--Usted no era partidario de mezclar en esta cumbre el antisemitismo con otras formas de intolerancia.

--No, no era por mezclar. Lo que ocurre es que el antisemitismo tiene su peso particular, su historia, su tragedia, su memoria europea. En este sentido, teníamos que darle al antisemitismo un valor específico, más sustancial, en lo que ha sido la conferencia. Incorporar lo que ha sido la intolerancia hacia el cristianismo y la islamofobia enriquece, facilita y hace más eficaz la lucha contra el antisemitismo.


--¿Qué utilidad práctica tiene una conferencia de este tipo?

--La Declaración de Córdoba obliga a los gobiernos a cumplirla, por lo que habrá un seguimiento de la misma para que cada país adopte internamente las medidas que garanticen y erradiquen el antisemitismo.


--¿Considera que las religiones son excluyentes? ¿No debe ser la sociedad la que debe poner freno a esa intolerancia de las religiones cuando éstas están ligadas al poder?

--Algunos seres humanos son los excluyentes, no las religiones. Las tres religiones monoteístas tienen muchos más elementos de inclusión, de diálogo y de respeto que lo que han sido las interpretaciones de distintos colectivos a utilizarlas como escapatoria o coartada para otros fines que no han sido los más religiosos.


--¿Cree que con esta cumbre se liga más a Córdoba con la tolerancia religiosa?

--No es que se ligue, sino que se proyecta aún más lo que ha sido Córdoba en su historia, en su pasado y en su futuro.


--¿Qué réditos ha tenido Córdoba con la celebración de esta cumbre?

--Muy grandes. Tengo que agradecer a todos los cordobeses su hospitalidad. Los delegados, que como yo llevamos muchas conferencias internacionales encima, me han destacado lo a gusto que han estado en Córdoba y tan bien acogidos. La conferencia ha dado enormes réditos simbólicos y culturales. La ciudad va a ser recordada por la Declaración de Córdoba, la del compromiso de lo que son luchas esenciales en el siglo XXI, que son la defensa de la tolerancia y del diálogo. En lo económico, la capital y la provincia se han beneficiado de una presencia masiva de delegados y de representantes de la comunidad internacional.


--En el desarrollo de la conferencia se ha puesto de manifiesto que el antisemitismo (actitud hostil hacia los judíos) crece en Europa.

--Por eso hay que estar vigilantes, porque las exigencias son cada día mayores. El slogan de la conferencia ha sido Tolerancia cero contra la intolerancia . En este tema no podemos bajar la guardia. En el siglo XXI la sociedad debe ser más exigente porque ha pasado por los errores del siglo XX. Para erradicar y evitar horrores y tragedias del siglo XX nos corresponde a los responsables políticos evitar todos estos desastres.


--¿Qué papel juega España en la lucha contra el antisemitismo?

--Hemos mejorado muchísimo. Las propias comunidades y organizaciones judías nos han agradecido de manera especial el trabajo realizado este año, en el que se ha el establecido el Día del Holocausto. El Ministerio de Justicia ha establecido medidas prácticas para apoyar y tomar en consideración las preocupaciones e interrogantes de las organizaciones judías españolas. El Ministerio de Educación está elaborando un plan para los estudiantes.


--¿Sería una buena medida para acabar con el antisemitismo contar con una Constitución Europea?

--Siempre lo he dicho. En un debate en el que participé en el Instituto Cervantes dije que una de las razones por la que teníamos que aprobarla es porque este Tratado Constitucional nos ofrece una carta de garantías y de derechos muy clara en ese sentido. Y no nos olvidemos que Europa pasó por un periodo negro, catastrófico, dramático, espeluznante y de barbarie con lo que supuso el Holocausto y con lo que supuso la ignorancia de

CONTRA LA INTOLERANCIA

La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, veterana entidad ligada a la difusión de la democracia y la aplicación de la gran tradición jurídica y política europea, ha cerrado en Córdoba su tercera Conferencia Internacional sobre Antisemitismo y otras Expresiones de Intolerancia con la conclusión de que los acontecimientos internacionales y las cuestiones políticas no justifican jamás el racismo, la xenofobia o la discriminación. Y no lo hacen indiferentemente de si se trata de judíos, musulmanes, cristianos o fieles de cualquier otra religión.

Las actuaciones de las políticas concretas de un gobierno no deben servir como excusa para el antisemitismo, al igual que debe evitarse a toda costa la perversa identificación del terrorismo con una religión o grupo étnico concreto. Por ello, desde la reunión celebrada a instancias del Ministerio español de Asuntos Exteriores en la ciudad andaluza, a la que han concurrido personalidades políticas, académicas y sociales de prestigio y autoridad, se ha lanzado un mensaje de 'tolerancia cero' hacia este tipo de comportamientos execrables y se han buscado estos días mayores compromisos para la aplicación de medidas concretas en el terreno de la educación y los medios informativos. Además, por primera vez, se ha preferido ampliar el ámbito de esta conferencia y abarcar tanto el antisemitismo como cualquier tipo de intolerancia contra otra comunidad o religión, especialmente la islámica.

La 'declaración de Córdoba' no ha querido hacer oídos sordos a la intransigencia que muchos ciudadanos deben afrontar en sus propios países, o en aquellos en los que viven, y ha encargado a la Oficina de Derechos Humanos de la OSCE que elabore programas específicos para los distintos países miembros. El lamentable dato de que sólo 29 de los 55 de esta organización tienen estadísticas sobre los crímenes de intolerancia cometidos en sus territorios, mientras que los demás -España entre ellos- no están siquiera en condiciones de informar sobre su situación interna, porque carecen de sistemas adecuados de control de este tipo de incidentes, pone por sí mismo el dedo en una llaga que si no se combate a tiempo degenerará inevitablemente en una herida imposible de cerrar después. Los acontecimientos internacionales que han sacudido el final del siglo XX y principios de este han provocado en determinadas ocasiones un preocupante auge del rechazo hacia lo que no es como uno que hay que aprender a neutralizar desde el mismo instante en el que se genera.

(El Comercio Digital. 10.6.05)