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Washington juzga inaceptables las viñetas de Mahoma y Europa responde dividida.

    La publicación en numerosos diarios europeos de un dibujo de Mahoma con una bomba por turbante y otras viñetas que asocian el islam con el terrorismo ha terminado por desencadenar una crisis internacional y crear un grave problema en Europa. Las viñetas no son sólo motivo de explosiones de violencia en la comunidad musulmana y de un choque entre el mundo islámico y Occidente, sino también de una creciente controversia entre las potencias occidentales. Mientras Washington criticó ayer con llamativa firmeza la difusión de los "hirientes" dibujos, la Unión Europea evidenció su división interna al respecto.

La Administración Bush, inmersa en un difícil intento por mejorar su propia imagen en el mundo musulmán, condenó sin paliativos las polémicas caricaturas. Un portavoz del Departamento de Estado, Kurtis Cooper, dijo que "son realmente ofensivas para las creencias de los musulmanes". Ante el dilema entre libertad de información y respeto a los credos, Washington se inclinó por lo segundo: "Todos reconocemos plenamente y respetamos la libertad de prensa y de expresión, pero ésta debe estar aparejada a la responsabilidad de la prensa. Incitar los odios religiosos o étnicos de esta manera no es aceptable. Nosotros instamos a la tolerancia y al respeto de todas las comunidades y sus creencias y prácticas religiosas", dijo Cooper. La mayoría de los medios de EE. UU. ha optado por no reproducir las controvertidas viñetas.

Los países europeos reaccionaron de modo muy diverso. El primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen, en cuyo país se inicio este incendio, insistió en que no puede pedir disculpas "en nombre de la prensa independiente", y señaló que para él la libertad de expresión es "el principio más importante".

El ministro de Exteriores británico, Jack Straw, consideró por el contrario que la publicación de las viñetas es "una falta de respeto" y una "innecesaria indelicadeza". Y añadió: "Tenemos libertad de prensa, pero ello no nos obliga a insultar o ser incendiarios gratuitamente".

El presidente francés, Jacques Chirac, optó por la equidistancia: pidió a todos "responsabilidad, respeto y mesura para evitar todo lo que pueda ofender las convicciones del otro", pero subrayó que la libertad de expresión es un principio fundamental de la República francesa.

En la misma línea, y ante la diversidad de criterios entre los Veinticinco, la Comisión Europea emitió la consabida declaración de mínimos. Así, juzgó "imprudente" la difusión de los dibujos, pero señaló que tal consideración "no significa que los medios no deberían haber publicado las viñetas" y destacó el derecho a la libre expresión. Bruselas "no hace recomendaciones a la prensa", dijo el portavoz del Ejecutivo comunitario, Johanes Laitenberger.

La propia Comisión recordó que en junio los socios fracasaron al intentar ponerse de acuerdo para lanzar una normativa que armonice en laUE las sanciones contra la xenofobia y las incitaciones al odio.

El régimen islamista de Irán está dispuesto a que las viñetas se conviertan definitivamente en casus belli entre musulmanes y occidentales. El titular de Exteriores iraní, Manucher Mottaki, pidió ayer la celebración de una reunión extraordinaria de los 57 países miembros de la Conferencia Islámica para abordar una respuesta conjunta a lo que calificó de "insulto" y "ataque organizado contra el mundo musulmán". Según la agencia iraní Irna, el secretario general de la Conferencia, Akmaleddin Ihsan Oglu, coincidió con Teherán en que los "insultantes" dibujos merecen una respuesta de la Conferencia, cuya convocatoria sería discutida en breve entre los socios de la organización.