El ataque se produjo provocado por "una banda organizada de gamberros italianos", que iniciaron los incidentes en dos bares donde se encontraban bebiendo los aficionados ingleses, indicó el cuerpo policial de Cleveland.

A consecuencia de este episodio, 13 hinchas británicos resultaron heridos, aunque ninguno de las lesiones reviste gravedad. Un hombre de 39 años tuvo que ser sometido a una operación en un hospital italiano durante la pasada noche y todavía continúa ingresado en observación.

Además, otro joven de 18 tuvo que ser atendido por los médicos y sigue en el hospital, donde se espera que pronto reciba el alta. En los locales donde acaecieron los hechos, y adonde tuvieron que desplazarse los agentes, volaron sillas y mesas entre los hinchas de ambos equipos.

El director ejecutivo del Middlesbrough, Keith Lamb, explicó que "mientras unos aficionados del 'Boro' bebían en un bar, un grupo de seguidores del Roma les atacó". El pasado año, otro seguidor del 'Boro' falleció al lado de un local de Amsterdam a consecuencia de una puñalada, tras haberse desplazado a esa ciudad para apoyar a su club en este mismo torneo.

Según la televisión italiana, los aficionados ingleses estaban borrachos y mientras la policía sí pudo detenerlos, los fans italianos huyeron. Para toda la jornada del miércoles, día del partido, la policía ha prohibio la venta de alcohol en el centro de la ciudad y en las inmediaciones del estadio Olímpico, donde el Roma tratará de remontar el 1-0 en contra de la ida.

El triste recuerdo de 1984
Resulta habitual que las visitas a Roma de los equipos ingleses acaben con incidentes violentos, y el origen hay que buscarlo en la final de la Copa de Europa de 1984 que enfrentó al Roma con el Liverpool en la capital italiana. El partido, envuelto en un clima de fuerte tensión en unos años en el que el 'fenómeno hooligan' se encontraba en su máximo apogeo, acabó con numerosos ataques de bandas de 'tifosi', que sin bajarse de sus motos apuñalaron a varios hinchas británicos, incluido un niño de 13 años.

Algunas familias de seguidores 'reds', ante la pasividad de la policía, vieron como les denegaban el acceso al hotel en el que se hospedaban por miedo a represalias de 'ultras' italianos. Y todo porque en la tanda de penaltis acabó por imponerse el Liverpool, que no hizo sino aprovechar los errores de dos jugadores romanistas, dos de los héroes del Mundial de 1982, Bruno Conti y Francesco Gaziani.

Un año después, los tabloides sensacionalistas en el Reino Unido se encargaron de recordar y magnificar los hechos antes de que el Liverpool viajara a Heysel para defender su título en la final contra la Juventus de Turín. Las consecuencias fueron terribles.