España, 10/04/06- La creación de puestos de trabajo y el desarrollo económico no significa una reducción de la pobreza si el proceso no se acompaña de medidas sociales adaptadas a las personas más desfavorecidas. Esta es la idea que se desprende del estudio “Población gitana y empleo”, presentado días atrás en la sede del Ministerio de Trabajo de Madrid y que proporciona datos objetivos y comparables con el conjunto de la población española.

El informe constata importantes avances de la comunidad gitana, a pesar de las barreras laborales y sociales a las que siguen siendo sometidos, y afirma que existe una alta predisposición de esta población para trabajar, no obstante la precariedad y baja cualificación de las tareas que desarrollan.

“Los datos avalan una importante y manifiesta motivación por la formación e inserción laboral, pues ocho de cada diez personas gitanas opinan que si hicieran algún curso de formación les resultaría más fácil encontrar algún trabajo”, asegura el estudio realizado por la Fundación Secretariado Gitano a 1.500 gitanos mayores de 15 años.

Además, los gitanos y gitanas se incorporan al trabajo a edades más tempranas, consiguiendo una vida laboral más larga que la del resto de la población, por lo que la tasa de actividad supera notablemente a la del resto de la población (69% frente a 56%).

Necesidad de políticas de inclusión

La exclusión de la población gitana del mercado de trabajo es un aspecto clave de la situación de discriminación social que presenta el informe. Un 45.4% de las personas encuestadas manifestaron sentirse discriminados en algún momento. Esta proporción supone que unas 215.000 personas gitanas dicen haber sufrido directamente la discriminación en el proceso de búsqueda de empleo o en el mismo puesto de trabajo.

La investigación asegura que las desventajas en la situación ocupacional de las mujeres gitanas son similares al conjunto de las mujeres españolas en general. No obstante, la escasa participación del hombre gitano en las labores del hogar no impide que tengan ellas mayor interés en cursos de formación ocupacional o ciclos formativos.

Frente a este panorama y entre las principales conclusiones y recomendaciones que se desprenden del estudio, se constata la necesidad de políticas de inclusión, siendo en este sentido “una obligación de los poderes públicos remover los obstáculos que todavía impiden el pleno ejercicio de la ciudadanía de algunas personas gitanas”.

Según los responsables del estudio, estos resultados de la investigación vienen a constatar que el crecimiento económico y la creación de empleo por sí mismos no garantizan la reducción de la pobreza si no se acompañan de medidas adaptadas para los grupos más excluidos.

Precariedad y baja formación

La relación entre baja cualificación, subempleo y paro es muy fuerte. Las altas tasas de analfabetismo y la falta de formación para el empleo son dos elementos clave a la hora de analizar la situación del colectivo gitano de cara al empleo laboral.

Entre la población gitana ocupada, el estudio detectó una alta tasa de subempleo, precariedad, temporalidad e incluso de paro encubierto por la vía de quienes aparecen como ocupados en “la actividad económica familiar”.

En su conjunto, los gitanos sin estudios tienen un peso, entre toda la población, 4,6 veces superior que la que suponen los españoles sin alfabetizar. Los bajos niveles de estudios y el analfabetismo en particular, están muy relacionados y se acrecienta en el caso de las mujeres, las personas de más edad y, por consiguiente, entre las personas con peor estado de salud.

Más información:Fundación Secretariado Gitano. "Población Gitana y Empleo" (Informe completo)