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BERLIN.- Hitler quiso expandir la sombra del Holocausto más allá de Europa. Así lo reflejan los documentos hallados por dos historiadores alemanes, quienes han sacado a la luz su descubrimiento en un libro, publicado en la República Federal estos días, bajo el título Deutsche. Juden. Völkermord (Alemanes. Judíos. Genocidio).
La derrota del Alamein, en el norte de Africa, no fue sólo clave para el desarrollo de la II Guerra Mundial, sino que evitó que la cifra de seis millones de judíos asesinados por el Tercer Reich hubiera sido medio millón más elevada, y que se hubieran levantado campos de concentración en Tierra Santa.
En el verano de 1942, cuando las tropas del mariscal Rommel y el general Montgomery estaban a punto de chocar a un centenar de kilómetros de Alejandría, un comando móvil y especial de las SS, conocido como Einsatzgruppe, se disponía a partir hacia Oriente Próximo, invadir el territorio palestino controlado entonces por los británicos y acabar con los 500.000 judíos que allí habitaban y se ocultaban del terror nazi.
El Einsatzgruppe estuvo emplazado en un primer momento junto a los hombres de Rommel, en Egipto, pero finalmente tomó como base Atenas y estaba dispuesto a partir en cuanto diera la orden su teniente coronel, Walter Rauff, uno de los mayores criminales nazis, culpable de la muerte directa de 100.000 judíos y principal encargado de los llamados transportes de gas.
Bajo el mando de Rauff, y siguiendo el mismo método destructor que en Europa del Este, el Einsatzgruppe pretendía aniquilar a todos los judíos posibles del Protectorado Británico, un proyecto en el que esperaba contar con la colaboración de aliados árabes.«Si los alemanes y los árabes hubieran unido sus fuerzas, la historia de Oriente Próximo habría sido distinta y nunca habría existido un Estado judío», han asegurado Klaus-Michael Mallman y Martin Cüppers, director del centro de investigación del nazismo en Ludwigsburg e historiador berlinés, respectivamente, y ambos autores del libro de investigación histórica que ahora se publica.La decisión de Montgomery de lanzar una ofensiva contra Rommel y la superioridad británica en tanques, aviones y soldados frenó los planes de la expansión del Holocausto a través del Einsatzgruppe, abortándose la misión cuando El zorro del desierto y su Afrika Korps tuvieron que batirse en retirada, después de que su jardín del diablo (minas, alambradas y fuego cruzado) no paralizara al VIII Ejército de Montgomery.
Bombardear Tel Aviv
«El Tercer Reich quería que la masacre contra los judíos no cesara.Que continuara sin interrupción», han precisado Klaus-Michael Mallman y Martin Cüppers, quienes insisten en que los nazis eran conscientes de que habrían contado con la ayuda y apoyo incondicionales de Amin Huseini, el Gran Muftí de Jerusalén. Huseini era el líder político y espiritual de los musulmanes palestinos, y su debilidad por Hitler es tristemente conocida. De hecho, se ha publicado con detalle en los últimos años hasta qué punto insistió al Tercer Reich en la necesidad de acabar con los judíos en Palestina, proponiendo incluso a la aviación alemana que bombardeara Tel Aviv. Pero ni el Gran Muftí de Jerusalén ni el Führer de la proyectada Germania se salieron con la suya, y nunca existió un Auschwitz III o un Birkenau II en Tierra Santa, construidos por unas huestes con un desmedido interés por erradicar a un pueblo, no sólo de Europa, sino de todo el planeta.
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