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LA VIOLENCIA ULTRA EN EL FÚTBOL QUE NO CESA

    La agresión sufrida por el entrenador del Sevilla, Juande Ramos, vuelve a poner de manifiesto la presencia de la violencia ultra en los estadios de fútbol en España. Y no solo este grave suceso, con anterioridad, en los aledaños del estadio del Betis y próximo al encuentro, los ultras quemaron contenedores y hubo enfrentamientos con la policía, sin olvidarnos de otros comportamientos, como la exhibición de símbolos fascistas dentro de las mismas gradas. Hechos que coronan una escalada de ocho años de incidentes en los derbis disputados entre los dos equipos de fútbol de la capital hispalense.


No obstante volveremos a escuchar aquello del hecho aislado, del suceso puntual, pero no es verdad. Sin ir mas lejos, el fin de semana anterior en el estadio Vicente Calderón, los ultras del Atlético de Madrid destrozaron coches y unidades móviles de los medios de comunicación, en un ataque protagonizado por medio centenar de fanáticos, muchos encapuchados, en un ataque súbito, sorpresivo y perfectamente organizado que no duró mas de dos minutos. Pero no solo aquí, en otros estadios, en otros partidos, durante este período de competición también se han producido sucesos de violencia y de racismo.


Aún hay mas, durante estos días, hemos podido conocer por la prensa latinoamericana, como líderes de las violentas “Barras Bravas” adoctrinan e instruyen a líderes ultras de otros países, incluidos por supuesto, los ultras españoles, proyectando lo que podría denominarse una especie de “internacional ultra” en los campos de fútbol. Así que los graves sucesos de Italia, o de Francia y Holanda, no son solo cuestión de esos países, son avisos de una mal muy grave que aqueja al fútbol internacional, por los que UEFA y FIFA ya han advertido a los diferentes Gobiernos para que tomen todas las medida necesarias.

Sin embargo como demuestran los tozudos hechos, los directivos no solo son responsables de calentar el ambiente, junto a determinados periodistas y medios de comunicación, como ha sucedido en el Betis-Sevilla, también son responsables de mantener a sus respectivos “ultras”, unos aceptados fanáticos puños de hierro con los que hostigar a los contrarios, y a los que pillen; como son responsables de no cumplir el protocolo de erradicación de la violencia en el fútbol y sobre todo, de no hacer todo lo posible para evitar el problema.

Junto a ello, la indolencia institucional que muestra su cara mas ineficaz cuando se trata de resolver el problema de los ultras. ¿Dónde están los detenidos por estos desordenes públicos, por estos incidentes violentos? ¿Dónde están los operadores jurídicos para intervenir frente a tanto grupo ilícito?. ¿Dónde están las sanciones a los clubs que apoyan a los ultras?. Mientras tanto prosigue su andadura lenta en el Congreso de los Diputados la Ley contra el Racismo y la Violencia en el Deporte y escasamente se aplica la legislación vigente.

Finalizo con una terrorífica pregunta ¿Y si el botellazo hubiera sido irreparable para su vida? Ánimo Juande Ramos, toda nuestra solidaridad está contigo.



Esteban Ibarra
Presidente del Movimiento contra la Intolerancia