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Aumentan las agresiones racistas debido a la crisi económica.

    

Denuncian el aumento de las agresiones racistas debido a la crisis económica

Hernán Alonso, colombiano de 32 años, jamás había recibido "ni un insulto racista" en los ocho años que lleva en España. Pero todo cambió el pasado viernes, cuando recibió una brutal paliza a manos de un vecino de Fuenlabrada mientras repartía propaganda por el municipio. Poco después reconoció a su agresor desde el coche de la Policía que le trasladaba a urgencias. Estaba paseando tranquilamente a su perro.

Este caso ejemplifica bien el aumento del número de incidentes xenófobos que las asociaciones de inmigrantes han detectado desde que comenzara la crisis, una crisis que, además, está siendo utilizada por partidos de extrema derecha, como Democracia Nacional o España 2000, para azuzar el odio contra el extranjero", dice Esteban Ibarra, portavoz de Movimiento contra la Intolerancia.

De hecho, estas organizaciones se encuentran en plena campaña contra la inmigración, a la que acusan del aumento del paro y de los despidos: "Se ponen hasta en las colas del Inem para exigir que se atienda antes a los españoles", dice Ibarra.

Una campaña que, de momento, parece estar calando entre parte de la población. Desde la Asociación de Cooperación con América (Aesco) hablan de un "clima de miedo generalizado" entre los foráneos.

Por su parte, la asociación hispano-ecuatoriana Rumiñahui estima que hay hasta un 15% más de agresiones de este tipo, en su mayoría verbales, pero protagonizadas por gente común, no por activistas de la extrema derecha.

"El otro día nos llegó un caso de un compañero que empezó a recibir reproches por parte de dos señoras mayores que estaban sentadas en el tren", afirma su presidente, Vladimir Paspuel.

Creía que iba a robar

El atacante de Hernán tampoco tenía pinta de ser un peligroso miembro de una banda nazi. "No quería dejarme pasar porque decía que en el piso habían robado días atrás, pero yo sólo estaba trabajando. Luego empezó a darme puñetazos y a golpearme contra la puerta hasta romper el cristal", explica Hernán en una carta enviada a 20 minutos. Poco después llegó la Policía "y le divisé desde el coche. Estaba ahí, sacando a pasear al perro"

El paro, peor entre los inmigrantes

El desempleo afecta más a los inmigrantes. La tasa de paro entre la población extranjera es del 12,27%. Entre la población española es del 9,56%, según la última Encuesta de Población Activa (EPA).

El desempleo en Madrid llega ya al 10,15%

La Comunidad de Madrid no se libra de la escalada imparable del número de desempleados. Si en 2007 eran el 6,38% de la población, a finales de 2008 ya llegaban al 10,15% (según los últimos datos publicados).

Extranjeros en el Inem

La gran mayoría de los inscritos en el Inem en Madrid siguen siendo españoles. En total hay 387.545 parados registrados. De ellos, sólo 81.876 (el 21% del total) son extranjeros.

20 Minutos.es 10.3.09

'Pancho de mierda, fuera de aquí. Si vuelves te mato'

El pasado viernes, 6 de marzo, la jornada laboral como agente inmobiliario de Hernán Alonso, colombiano de 32 años, acabó más tarde de lo normal y no por haber conseguido más clientes. Un vecino de un edificio de Fuenlabrada, en el que iba a repartir propaganda, le dio una brutal paliza por ser inmigrante. "Pancho de mierda, fuera de aquí. Si vuelves te mato", le gritaba un joven de unos 25 años mientras le propinaba patadas y puñetazos en la cara.

Tras ocho años de residencia en España y después de haber trabajado como ayudante de cocina, camarero y jardinero, Hernán, por fin, ha conseguido permanecer en la misma empresa durante cinco años seguidos y, en todo este tiempo, nunca se había sentido discriminado por ser de otro país. Pero el pasado viernes, según relató, una mujer le salvó la vida reteniendo al agresor.

Hernán fue a entrar al edificio de Fuenlabrada para meter un folleto en una vivienda aprovechando que un vecino iba a acceder a su casa, pero este le negó el permiso de entrada y le dijo que hasta que no le abriera otro vecino no entraría . En cuanto lo consiguió, se abalanzó por la espalda sobre su cuello y le comenzó a agredir.

Sorprendido y casi en estado de 'shock', Cortés se cubrió la cara como pudo por que el joven comenzó a darle "patadas y puñetazos muy fuertes". Cuando trató de salir del portal, el agresor le empujó por la espalda contra la puerta del edificio y Hernán rompió el cristal con su propia mano. El joven continuaba embistiéndole por la espalda.

"Cuando recibí los golpes en los ojos perdí la visión. Con todos los golpes se me fueron las luces, como si tuviera ceguera", aseveró.

De toda la gente que había observando la paliza desde el parque infantil contiguo al edificio, tan sólo una mujer de unos 40 años se acercó al portal para detener al atacante. Gracias a ella y a otra señora que llamó a la Policía, Cortés dejó de recibir golpes. El joven subió a su casa, cogió al perro y bajó para darle un paseo. "Pasó detrás de mí mirándome desafiantemente. Creí que me iba a echar el perro encima", recordó.

Mientras los agentes policiales llevaban a la víctima a los servicios de urgencias, observaron cómo el agresor volvía de darle el paseo a su can y le detuvieron para hacerle un reconocimiento médico y, después, trasladarle da comisaría para prestar declaración. "Estará suelto hasta que salga el juicio", se aquejó Hernán.

Mientras tanto, en casa su mujer no era consciente de lo ocurrido hasta que Hernán volvió sobre las once de la noche. No quería alarmarla porque tienen un hijo pequeño y no sabía cómo iba a reaccionar. Cuando llegó a casa "el asombro fue tremendo", su mujer le examinó de arriba abajo por si acaso a los sanitarios se les hubiera pasado algo. El niño todavía hoy no sabe lo que le ocurrió a su padre. "Se le ha dado otra versión", indicó.

Hernán ha visto muchos reportajes en la televisión sobre "compatriotas" que han recibido "palizas sin motivo", pero nunca se había imaginado ser el protagonista de uno. "Decíamos, menos mal que no eramos nosotros. Pero ha llegado el momento y he sido yo el que estaba ahí", se lamentó.

A pesar de lo ocurrido, a Hernán no se le quitan las ganas de seguir viviendo en España y continuar "adelante" con su "objetivo": rehacer su vida en su país natal, conseguir "un techo donde vivir" y un trabajo estable.

"Espero que esto no le vuelva a pasar a ninguna persona, ni por ser sudamericano ni por ser de ningún sitio. Una persona no tiene porqué agredirte por llamar a una puerta", concluyó.

Europa Press | Madrid 11/03/2009